EL HOMBRE QUE HABLABA CON LAS BOMBAS
Uno de los despachos en la oficina técnica de Emica, está presidida por el retrato de un señor que posa con una pluma entre las manos. Pregunté por el cuadro. ¿Quién es? Félix fue el alma máter de lo que somos hoy en esta empresa que cuenta ya 122 años.
Era natural de las Encartaciones, (una comarca vizcaína), se dedicó siempre a las bombas, acostumbraba a supervisar la planta con su chaqueta beige, y lo mismo tiraba de corbata que de calibre. Félix debió ser un gran tipo, muy cercano, celoso de sus clientes, que supo rodearse de imprescindibles y mantuvo siempre un ojo en el mercado y los dos pies en la tierra.
Cuentan los que le conocieron que hablaba con las bombas, que le costaba decir que no a un cliente y que tenía madera de inventor - “algo haremos”, se le escuchaba decir a menudo.
Sufrió las inundaciones del 83, cuando casi se pierde todo. Junto con muchos otros, sorteó esa y mil adversidades más, continuó escribiendo nuestra historia y tomó las riendas en los 90, en el actual emplazamiento de Emica, un punto elevado con vistas al mar y al pasado minero de esta tierra que tanto adoraba Félix, como buen vizcaíno.
Hoy día estaría orgulloso de lo que somos, de haber salido adelante después del vacío que dejó hace ya una década.
Y de que sigamos hablando con nuestras bombas.